En el Ecuador convergen diversas manifestaciones del pensamiento y
concepción de la vida, y, en el campo de la cultura musical no se hace
excepción siendo evidente el hecho de que junto a nuevas influencias
musicales, importadas de Colombia, Argentina, Estados Unidos, Perú,
Bolivia, Europa, España, México… con la música ranchera, tangos,
milongas, rock, salsa, merengue, ballenato, bachata, heavy metal, la
nueva trova, el new age, entre otros tantos, coexisten las últimas
expresiones de nuestras raíces musicales, que a decir de quienes
defienden ciertos “adelantos”, hoy se encuentran “fusionadas” con estos
nuevos estilos y tendencia a fin de proporcionar a nuestra música una
apariencia “renovada”. En la radio, es común escuchar música que antaño
nació bajo la forma de Sanjuanito “fusionada” con un alegre ritmo de
cumbia. De esta manera me parece que todos en alguna ocasión de seguro
habremos escuchado el tema “La Bocina”, creado por Don Rudecindo Inga
Vélez en su versión a ritmo de cumbia. De igual manera, hace tiempo al
sanjuanito “Pobre corazón” se lo llamó con el mote la lambada
ecuatoriana, “arreglo” que fue grabado en ritmo de Cumbia. Cosas como
estas nos deben llevar a una reflexión, tanto a los compositores, los
arreglistas e intérpretes, como también al consumidor final, que para
nuestro caso es el público.
Todo esto nos lleva a plantearnos un primer problema: Hasta que punto a
la música puede o debe llamársela folklórica, popular, tradicional,
fusionada, estilizada etc. y sobre todo si esta nos puede o no
identificar como pueblo y darnos un sello y matiz de identidad propia.
El presente trabajo no tiene como fin específico criticar la labor de
nuestro artista nacional, o más aún de nuestros arreglistas, ya que el
solo hecho de hacer público un “arreglo”, una transcripción musical o,
en su defecto una adaptación ya dice mucho del conocimiento musical de
su autor, arreglista o transcriptor a lo que se suma el grado de
conocimiento de sus propias raíces. Por este motivo, cabe preguntarse el
¿porqué una composición musical debe ser catalogada como música
ecuatoriana? - en nuestro caso- ¿Tal vez porque fue compuesta en nuestro
territorio nacional aunque con ritmo foráneo y siendo su autor de
nacionalidad ecuatoriana? ¿Qué elementos caracterizan a la música de
nuestro país? si convertir a un Pasillo, Sanjuanito, Albazo o Yaraví en
salsa, merengue, “tecnocumbia”, bachata o rock-fusión, ayuda a difundir
la música nacional y rescatarla del olvido? Debemos tener en cuenta que
la música propia de nuestro país casi no es conocida por las actuales
generaciones.
Oswaldo Carrión Ortega en su libro
titulado “Lo Mejor del Siglo XX” nos dice: “haciendo un poco de
historia, o deteniéndonos en cuanto a presencia, cambios y uso de los
ritmos en los países, encontramos que muchas canciones creadas por
connacionales, fueron hechas en ritmos variados - quizá extranjeros -
que desaparecieron o no gustaron: habanera, carnaval, fox-trots, tango,
one step, etc.; y que a lo largo del siglo XX se crearon también ritmos
ecuatorianos que funcionaron poco tiempo y que después igualmente
desaparecieron, es el caso del Ecuasón de Carlos Silva Pareja, el
Bamboleo de Mariano de Latorre, Nocturno sentimental de Nicasio Safadi,
entre otros.”
Esto nos demuestra que adaptaciones de
esta naturaleza no prevalecen largo tiempo y no se, si son la forma de
ser un medio para difundir nuestra cultura musical. Por eso, creemos que
es necesario tener en consideración elementos de algunas formas
musicales propias de nuestra región.
No hay comentarios:
Publicar un comentario